lunes, mayo 22, 2006

Los deseos

¿Cómo hacer para disfrutar de lo que uno está viviendo, de lo que te toca atravesar en determinado momento? Me doy cuenta de que la definición de “deseo” es precisamente, aquello que esperamos con ganas y que no se cumplió todavía. Entonces, es condición del deseo el estar insatisfecho, y en cuanto se cumple, deja de ser deseo. Pero para ese momento, otro nuevo deseo insatisfecho ha tomado su lugar. ¿Cómo se hace para vivir sin sentir todo el tiempo que algo nos falta? Es la clave de lo que todo el tiempo me dicen los que me quieren: hay que disfrutar de lo que uno tiene, no hay que pensar todo el tiempo en lo que no. ¿Cómo permitirse, entonces, desear y hacer proyectos? No son preguntas hipotéticas: me gustaría que alguien me lo explicara, porque hay veces que siento que no puedo.
Por ejemplo, en este momento, mi mayor deseo es concretar la mudanza. Supongo que finalmente voy a poder hacerlo en julio, ya que en estos últimos días conseguí algo más de trabajo, como para irme más cómoda. Mientras tanto, me pongo a pensar: el día en que ya esté mudada, probablemente me sienta muy feliz, muy satisfecha con haber logrado lo que desde hace tantísimo tiempo me vengo proponiendo. Y entonces se me va la sonrisa al preguntarme qué nuevo deseo está acechándome. Ésa es la sensación: de que los deseos me atacan desprevenida. Cómo me gustaría no tener necesidad de nada más, no tener que desear siempre algo que no tengo y que me cuesta tanto conseguir…
Me pongo a pensar en que antes de hoy tuve muchos deseos, algunos más intensos que otros, algunos se cumplieron y otros no. Creo que una de las claves es remontarnos al pasado, a situaciones de deseo previas que ahora ya han dejado de serlo precisamente porque se han cumplido. Entonces, si nos ponemos en la piel del que éramos en el momento de haber deseado estas cosas, hoy podemos alegrarnos una vez más al comprobar que se cumplieron.
Probablemente toda nuestra vida vaya a estar marcada por una sensación de insatisfacción de deseos, pero esto no tiene que ser necesariamente malo, creo que la vida es así, incluso nuestro ciclo respiratorio consiste en inspirar cuando necesitamos el oxígeno (cuando lo deseamos), sólo para soltar el aire un segundo después.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo tuve un deseo muy especial hace muchos, muchos años. No solo se me cumplió, sino que excedió mis expectativas más alocadas.
Cuando era chiquita, ensayaba mi susanismo mafaldiano con las muñecas. A los 21, lo concreté con vos, Mariana, y un poco después con tu hermana.
Algo de insatisfacción es inherente a la condición de estar vivos, me parece.
Y, para ponerme "estampítica" cito a San Agustín: Mi corazón está inquieto, Señor mío, y no descansará hasta que lo haga en Tí...
Me gusta tu blog!
Te quiero, ¿sabías?

Ma

Anónimo dijo...

Gracias por tu comentario, ma!
Yo también te quiero.