Claro que los chicos de los que hablé la vez pasada son un grupo privilegiado. Hijos de padres que pueden permitirse pagarles una escuela privada (cuyas cuotas a veces exceden los sueldos de los maestros), que pueden fantasear con una universidad, con viajes a Europa y a Yankilandia, con carreras diplomáticas, profesiones respetadas, matrimonios convenientes.
¿Hace falta que aclare que gran parte de los chicos (de nuestro país y del mundo) están lejos de encontrarse en una situación semejante? Nenes y nenas que no tienen tampoco tiempo para jugar, porque se pasan sus días laburando. Chicos explotados, humillados y utilizados por adultos (que tal vez no sepan qué otra cosa hacer con ellos), que no verán jamás una computadora, más que desde una vidriera. Que nunca van a aprender inglés, y que encima en muchos casos no pueden leer ni escribir en su propio idioma. Que no tienen presión de sus padres para entrar a un colegio caro, sí para conseguir monedas. Que no tienen tampoco una infancia "full time", porque ésta les ha sido arrebatada junto con todos sus derechos.
¡Cuánto más felices serían todos los chicos si pudiéramos repartir entre ellos lo demasiado que tienen unos pocos! Mientras que a algunos les sobre televisión, atenciones, tiempo de escuela, actividades extracurriculares y juguetes, a tantos otros les seguirán faltando las cosas más básicas, como comida, salud, techo. Tal vez lo más cruel del sistema perverso en el cual vivimos, sea que se refleje en la situación de vida de los más inocentes.
1 comentario:
Y que esa realidad genera resentimiento y pérdida de la inocencia, de la pureza. Y eso cómo mierda hacés para recuperarlo? ¿Es posible? ¿Es posible borrarle a esos chicos los traumas creados? ¿Es posible hacerlos vivir en su adultez como si aquello no hubiera pasado?
Se hipoteca irremediablemente el futuro permitiendo este presente...
Besos.
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