sábado, septiembre 08, 2007

¡Las horas no me alcanzan!

En fin, ya llegando al sábado a la noche el fin de semana está promediando. Y me pasa que siento que el tiempo no es suficiente para todo lo que me gustaría poder hacer. Claro que hay días y días: en ocasiones me vuelvo loca tratando de hacer malabarismos con los minutos libres y poder hacer algún plancito divertido entre tanto estudio. Otros días, como hoy, estoy más tranquila, y puedo permitirme reflexionar sobre este tema sin desesperarme.

Tal vez mis expectativas sean demasiado altas. Digamos, en un fin de semana promedio (que va desde el viernes a las 9 de la noche cuando salgo de la facultad hasta el domingo a medianoche que es cuando me voy a dormir) me propongo hacer las siguientes actividades:

- Dormir bien a la noche: 16 horas
- Dormir una siestita el sábado: 1 hora
- Clase de TaeKwon Do de los sábados: 2 horas
- Hacer unas compras (supermercado, ropa, lo que sea): 3 horas
- Almorzar con mi familia: 3 horas
- Comer tranquila con mi novio o con amigos: 6 horas
- Estudiar: 5 horas
- Hacer tareas domésticas: 2 horas
- Dedicarme a mi arreglo personal: 3 horas
- Ponerme al día con blogs ajenos y propio: 3 horas
- Escribir un par de artículos: 1 hora
- Preparar mis clases de la semana: 2 horas
- Ponerme al día con las llamadas de teléfono: 2 horas
- Encontrarme con alguna amiga: 3 horas

Claro que no puedo hacer nada de esto el sábado a la noche, donde -salgamos o no- considero que el tiempo que paso con mi pareja es sa-gra-do. Esto deja al fin de semana unas 48 horas. ¿POR QUÉ, por qué entonces de mis actividades planificadas, que apenas llegan a ocupar unas 52 horitas, sólo puedo hacer -con suerte- la mitad de lo que me propongo? ¿Alguien me explica? O, por lo menos, ¿me enseñarían a parar el tiempo, o estirarlo como un chicle? Así tal vez me rinda más...

2 comentarios:

Carlos Abrego dijo...

Mariana :

Desde hace un tiempo vengo a visitarte. Un día recibí a través de las “alertas google” la dirección de tu sitio. Pero sólo hasta hace unos días me he dado cuenta que has puesto un enlace hacia mi blog. Te agradezco y te he correspondido.

No sé si conocés la historia escalofriante de Miguel de Unamuno y uno de sus escritos que más me han gustado: “Cómo se hace una novela”. Resulta que don Miguel no deseaba que esa obra apareciera primero en castellano por la censura castrense que entonces reinaba en España. Se la dio a leer a dos amigos suyos, uno iba a ser el traductor. Se trata de Jean Cassou. Unamuno nos dice “no empleo nunca la mecanografía” y las cuartillas escritas a pluma no se las reclamo al traductor.

“Y ahora, cuando al fin me resuelvo a publicarlo en mi propia lengua —nos dice don Miguel en el prólogo— en la única en que sé desnudar mi pensamiento, no quiero recobrar el texto original. Ni sé con qué ojos volvería a ver aquellas agoreras cuartillas que llené en el cuartito de la soledad de mis soledades de París. Prefiero retraducir de la traducción de Cassou y es lo que me propongo hacer ahora. Pero ¿es hacedero que un autor retraduzca una traducción que de alguno de sus escritos se haya hecho a otra lengua? Es una experiencia, más que de resurrección, de muerte, o acaso de remortificación. O mejor de rematanza”.

Más abajo agrega don Miguel: “Sí, necesito vivir, para revivir, para asirme de este pasado que es toda mi realidad venidera, necesito retraducirme. Y voy a retraducirme. Pero como al hacerlo he de vivir mi historia de hoy, mi historia desde el día en que entregué mis cuartillas a Juan Cassou, me va a ser imposible mantenerme fiel a aquel momento que pasó. El texto, pues, que dé aquí, disentirá en algo del que, traducido al francés, apareció en el número de 15 de mayo de 1926 del Mercure de France. Ni deben interesar a nadie las discrepancias. Como no sea a algún erudito futuro”.

Esto es todo por hoy. O tal vez no, me gusta el nombre de tu bitácora: La era de la blogludez, aunque venga escondida una palabra muy porteña a mí me gusta mucho el mersaje.

Carlos Abrego

Mariana dijo...

Carlos,
Gracias por compartir la anécdota de Unamuno, habrás visto que justo hace unos días hablaba sobre la traducción de mis propios textos.

Te comento, con respecto al nombre del blog, que es un homenaje a una banda de rock argentino que me guta mucho. La banda se llama Divididos, y su mejor disco es "La era de la boludez". Cuando recién creé el blog, pensé que iba a ser mucho más tontito y personal de lo que finalmente resultó. Creo que esto es porque se va construyendo de alguna manera también gracias a los lectores y sus aportes.

Buena semana!