Desde muy chica, cuando empecé a escribir cuentos de adolescente, imaginé la práctica de la escritura como la mayor proyección a futuro de la que podría ser capaz. Creía que escribiendo, aún cuando ya hiciera mucho tiempo que hubiera muerto, mi nombre seguiría llegando a oídos de algunas personas, así como tantos escritores que no son contemporáneos míos me han cambiado la vida.
Cuando tenía trece o catorce años, imaginaba que llegaría a ser famosa, primera mujer argentina Nobel, primer Nobel de literatura para un coterráneo. ¡Qué delirio! Después, la vida y la facultad me hicieron bajar las aspiraciones: me conformé con el Cervantes.
Hoy día, estoy abrumada por todos los cambios que está experimentando nuestro planeta, por todas las predicciones científicas -y no tanto- que no nos auguran más que unos pocos años de futuro. Y entonces me digo, si supiera que yo voy a morirme pronto, escribiría todo lo que tengo para dar. Pero si no soy yo, sino que es la humanidad en su conjunto la que va a extinguirse, ¿para qué hacerlo? Una cosa es ser recuerdo, otra cosa es desvanecerse si nadie queda para recordar nada...
Me sentía bastante sola en estas reflexiones cuando me topé con esta cita:
“A menudo me he preguntado: ¿escribiría todavía, hoy, si me dijeran que mañana una catástrofe cósmica destruirá el universo, de suerte que nadie podrá leer mañana lo que escribo hoy?En primera instancia la respuesta es no. ¿Por qué escribir si nadie me podrá leer? En segunda instancia, la respuesta es sí, pero sólo porque abrigo la desesperada esperanza de que, en la catástrofe de las galaxias, pueda sobrevivir alguna estrella, y mañana alguien pueda descifrar mis signos. Entonces escribir, aun en la vigilia del Apocalipsis, tendría todavía sentido.
Se escribe sólo para un Lector. Los que dicen que escriben sólo para sí mismos no es que mientan. Es que son espantosamente ateos. Incluso desde un punto de vista rigurosamente laico.
Infelices y desesperados, los que no saben dirigirse a un Lector futuro.”
(Umberto Eco, “Cómo escribo”)
Entonces pensé que tenemos que seguir escribiendo, todos, porque pase lo que pase, no somos dueños de saber a quiénes puede llegar este mensaje, ni cómo ni cuándo. Desconocemos a nuestros lectores futuros, no sabemos si existirán o no, más allá de que el mundo siga girando.
A ver, profecías del fin del mundo ha habido siempre, y hasta ahora, que yo sepa no se ha cumplido ninguna. El hacernos creer que no hay ninguna esperanza es una de las principales armas de la sociedad actual para que todo nos siga importando tres carajos -con perdón de la expresión-. En realidad, no sabemos qué puede pasar. Y si no nos es dado saber el momento de nuestro fin, sea individual o colectivo, ¿por qué habremos de dictaminar el momento del final de nuestra escritura? Yo, por lo menos, no soy quién para hacerlo, aunque lo máximo que aspire a ganar hoy en día sean algunos premios de blogs amigos...
Y si, efectivamente, quedan pocos años antes de que la Tierra nos patee el culo por la destrucción a la que la venimos sometiendo, pues bien señores, yo por mi parte los pasaré escribiendo.
8 comentarios:
Mariana:
Por un lado, me parece correcto lo que decís, pero déjame decirte que, a pesar de todo, pase lo que pase JAMÁS hay que perder la esperanza, y menos en un tema como éste. El Planeta nos necesita AHORA, YA. Vayamos por él, y si no conseguimos nuestro objetivo definitivamente, AHÍ si que no nos va a quedar otra cosa que lamentarnos y llorar....
Saludos.
Nunca dejes de escribir,aunque se acabase el mundo mañana,siempre hay que hacer lo que a uno mas le llena ,es cmo la frase de hay que morir con las botas puestas,pues esto vendria a ser lo mismo
Me encanta como escribes,creo que tengo un nuevo blog que visitar,jeje
besos
Consejos para un escritor:
Digan lo que tengan que decir, sin tapujos. Vean al mundo, como si no fueran ustedes de este mundo; con pureza. No se levanten a la altura de los dioses, para entender al hombre con conceptos, bajen al llano y vivan con ellos la terrible experiencia de la condición humana. Sufran, sientan y escriban. Pero no piensen.
Un escritor no puede de antemano saber cual será el futuro de una historia. No desestimen el golpe espontáneo. Como decía Uslar Pietri: “No se que es lo que pienso, voy a escribir, para saber que es lo que pienso”.
No aspiren, sean parte de este mundo terrible, y escriban, escriban y cuenten sus historias terribles.
Mariana, ché, no me digas esas cosas que me dan mala onda.
Yo espero que no pase nada y, como no soy escritor, no puedo aconsejarte nada...
Bueno, acá estoy, sigo escribiendo y el mundo todavía no se termina, ¿no? Gracias por sus visitas.
Marianita: no es para que publiqués esto como comentario, sino para darte el gran gusto que me dio verte hoy. Mirá, recibo correos sobre el cambio en el español, de las "alertas google". Hoy recibí este enlace: http://marianadr.blogspot.com/2006/06/cambios-en-el-espaol-degradacin-o.html
Para mí fue mucha alegría.
Cordialmente,
Carlos.
Qué bueno!!! Muchas gracias, Carlos!!!
Que hermoso esto que escribiste. Me saco el sombrero.
Creo que el mundo no se va a acabar nada, la civilización seguirá y escibir para los lectores futuros es fundamental.
Un beso.
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