miércoles, abril 23, 2008

La libretita del sociolingüista

Hace unos días, hablando de lo estructurado que en realidad es el uso que cotidianamente hacemos del lenguaje, el profesor de Sociolingüística nos propuso -medio en chiste, medio en serio- llevar nuestra propia "libretita del sociolingüista". Se trata de un cuadernito donde anotaríamos todos y cada uno de los intercambios verbales que efectuáramos durante (al menos) una semana. Por curiosidad decidí hacer el experimento... y bueno, éstas son algunas de las cuestiones con las que me crucé:
  • Es difícil definir qué es un intercambio verbal: A ver, está claro que hablamos todo el tiempo. ¿Hace falta anotar que dije "un peso" al colectivero al subir, pidiendo el boleto? ¿Y si me preguntaron la hora por la calle y me encogí de hombros? En mi opinión, las charlas por teléfono cuentan pero, ¿también el blog, los mensajitos de texto, los e-mails? ¿Y cuando le hablo a mi gata, las dos solas en casa? ¿Qué es lo que anoto? ¿Qué puedo pasar por alto?
  • No registramos tan fácilmente a los demás: Llega un punto en que es inútil proponerse "anotar todo", porque uno se da cuenta de que ciertos intercambios ni los registra, como los saludos al pasar con algún vecino a quien no habíamos visto antes, o una queja de nuestro jefe a la que directamente no respondemos, más que con una puteada para nuestros adentros.
  • Figuritas repetidas: Comprobé lo que dijera el profesor, de que finalmente siempre estamos hablando de lo mismo. ¿Alguien podría dudar de que el tema más anotado en la última semana fuera "humo"? Ya fuera porque lo sacara yo, ya fuera porque alguien más me hablara de esto, la nube que cubría Buenos Aires sofocó también los renglones de mi libretita.
  • La paradoja del observador: Sabiendo que iba a registrar todo lo que se dijera, ¿hubo algún tema escabroso que, subconscientemente, busqué evitar? ¿O acaso guié la conversación para tratar de hacerla más fácilmente registrable, o más interesante? No puedo estar segura. Para superar este escollo, tendría que acostumbrarme tanto a la presencia de la libretita hasta que ésta me resultara de lo más natural, y la verdad es que ni siquiera la aguanté una semana completa.
  • Nunca estamos solos: Aunque se trate de conversaciones breves, en todos los días registré al menos veinte intercambios con distintas personas. ¡En serio! Y después que nadie diga que no tiene con quién charlar.
En síntesis, me resultó una experiencia bastante compleja y enriquecedora. No nos damos cuenta que nuestras palabras nunca están aisladas, sino que vienen a ser un hilito de la inmensa red de lenguaje que tejemos constantemente los seres humanos. Hoy, Día del Idioma, dejo acá éste, mi pequeño aporte.

7 comentarios:

ayco dijo...

Era la semana para preguntar a todo el mundo por sus fantasías sexuales jajaja

Anahí M. LLanes. dijo...

No estaba enterada de que el 23/4 era el día del idioma. Gracias por el dato! La verdad que es muy completo lo que pusiste y, además de enriquecedor, es también -sin ofender- gracioso,jajaja!
No hiciste la misma prueba con un grabador????

Juan Pablo dijo...

Jajaj muy bueno el recurso!.
Ché, estuve leyendo el post que escribiste sobre la amistad.Espero hayas podido cosechar alguna más desde ese entonces... Y sinó no importa tanto, como vos decías, con que tengas uno o más es suficiente.
Besos Márian.

Anónimo dijo...

Yo sabía que el 23 era el día del libro, pero no sabía que también era el día del idioma. Mira, nunca te acostarás sin saber una cosa más. Y eso de apuntar todo lo que uno dice... me parece una experiencia aburridora o masoquista, jajaja!

Mariana dijo...

Rayco,
Bueno, precisamente ése sería un ejemplo de inducción de los cuales tanto complican la observación auténtica... :)

Anahí,
No, porque en realidad no se trata de transcribir todo lo que uno dice, sino de anotar los temas que aparecen en la conversación. ¡Imaginate el tiempo que me llevaría volver a escuchar todo lo dicho!

Juan Pablo,
Es difícil saberlo... algunos amigos se van, otros reaparecen, otros parece que vuelven, amagan y siguen de lado... y en los últimos meses conocí algunas personas agradables, pero no puedo decir todavía que sean amigos-amigos.

Nazgul,
No es aburrida, es una experiencia fascinante, pero difícil y agotadora. Así que duró poquito.

El ornitorrinco dijo...

Lo que me resulta fascinante de esta aventura del lenguaje es que nunca se acaba, siempre está en movimiento, siempre inquieto, siempre sorprendiendo... en Perú nuestra jerga está plagada de referencias a la comida, somos unos paladares parlantes, tan prestos a degustar que hasta relamemos las palabars para aprender a qué saben, y las cambiamos y le agregamos un poco de esto y una pizca de aquello... Por suerte las cosas son así.

Mariana dijo...

Ornitorrinco,
Me encantaron las metaforas lingüístico-culinarias!!! Justo leo tu comentario cerca de la hora de cenar, y de repente se me antoja un buen plato de ceviche peruano...